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Domingo 23 de julio de 2006
¡Quemados con fósforo químico!
Gerhard Mücke, jerarca de la secta de Parral, encaró a su jefe, Paul Schäfer, exigiéndole que asuma su responsabilidad. Contó al juez las dramáticas horas finales de los prisioneros dentro del fundo. Los desenterraron en 1978, quemaron químicamente sus restos y tiraron las cenizas al río Perquilauquén.
Con las luces encendidas de la vieja retroexcavadora Fuchs, Erich Fege salió ya oscuro desde el sector habitado del fundo y se alejó cinco kilómetros hasta el sector Chenco, dentro de Colonia Dignidad. Tenía la orden de Schäfer de cavar un hoyo ancho y profundo. Fege, nacido en Alemania en 1926, hizo la excavación y por radio le mandaron: “¡Aléjate
Un grupo de efectivos del Ejército estaba ya dentro del predio. Venían desde Parral, pero pertenecían a
LOS DESAPARECIDOS DE PARRAL
El macabro ritual se repitió al menos dos veces más. En total, durante los dos meses tras el golpe, al interior de Dignidad fueron eliminados y sepultados “unos
Pero el autor material de las 40 mil fichas de amigos y enemigos de la colonia, empresarios, militares, curas, monjas y autoridades políticas de diversas épocas, el “filósofo” Gerd Seewald Lefevre, presentado siempre como el “director de la escuela de Villa Baviera”, devela que otros prisioneros sí desaparecieron desde el fundo. Menciona a Hernán Sarmiento Sabater y Haroldo Laurie Luengo, detenidos en Parral; Pedro Merino Molina, en Coronel; Adán Valdebenito Olavaria; en Lota, y a José Hilario San Martín Llancán, que no figura en ninguna lista oficial, y a otro de apellido Santibáñez. Todos corresponden al período de 1974, año en el que fue internada una gran cantidad de prisioneros en Dignidad. En aquel tiempo, Schäfer le comentó a Seewald: “Sie dürfen nicht überleben” (ellos no deben sobrevivir). Los mencionados aparecen en fichas incautadas el año pasado en el predio alemán.
“TODOS FUERON QUEMADOS”
Corría 1978 cuando un día Schäfer convocó a su fiel “tío Mauk”, como llamaban a Mücke, y le ordenó: “¡Hay que limpiar el fundo! ¡Anda, sácalos y deshazte de ellos!”. El pintor de brocha, como se autodenomina Mücke ante los jueces, pidió ayuda a Rudy Collen y Willy Malessa. La “limpieza” les tomó un par de semanas. Fue durante ese año cuando por orden de Pinochet se inició a
Esta vez
FRENTE A FRENTE
Veintiocho años después, encarcelados y respondiendo a la justicia por los crímenes de lesa humanidad, en julio pasado Mücke y Schäfer fueron careados. Mücke enfrentó a su jefe por primera vez: “¡Basta! Ya está bueno que reconozcas tu responsabilidad. Tú diste las órdenes y después me dijiste: ahora hay que limpiar el fundo. ¡Sácalos, y deshazte de ellos!”.
Schäfer miró a Mücke con frialdad y en mal castellano dijo: “No tengo idea de qué me habla este señor”. Mücke contraatacó: “¡Los militares entraron al fundo por orden tuya y tú me ordenaste que los guiara por los caminos interiores!”. “Bueno, ellos entraban a la villa y hacían lo que les daba la gana, eran el Gobierno. Es cierto que pasaron centenares de militares y carabineros. Llegaban sin avisar. Pero de eso que tú dices no sé nada. ¡Estuvimos 40 años juntos, Gerhard, y todo lo que se hizo se decidió en comunidad!”.
“¡No, señor, usted daba las órdenes!”, le espetó “Mauk”.
Decepcionado, “Mosquito” se sumaba a lo que un par de semanas antes habían sido las duras quejas ante la justicia de otro peligroso hombre del politburó de Dignidad, Kurt Schnellenkamp, en contra del “Ewige Onkel” (el “Tío Permanente”): “Paul nos engañó a todos y más encima se quedó con nuestro dinero”. Algo parecido había proferido en el juicio “el filósofo” de las fichas, Seewald. Nacido en 1922, sostiene que estudió filosofía en
DE CARRASCO A MERTINS
“Ku”, como todavía llaman a Schnellenkamp dentro de Dignidad y por fuera sus amigos chilenos, tenía razones de sobra para estar enojado con el “Doc”. Por años, fue él quien dio la cara por el sur y el norte para cumplir la orden de Schäfer de conseguir armas y municiones para defenderse “de los comunistas”. Tarea que cumplía en paralelo como jefe de la planta chancadora de Bulnes, donde producen ripio y otros materiales que todavía venden a empresas de la construcción e, incluso, dicen, al Estado.
Es en sus recientes palabras en el proceso de Colonia Dignidad donde aparecen nuevos nombres de altos oficiales que, durante la dictadura, tuvieron estrechos lazos con
A SOLAS CON WILLOUGHBY
A “Ku” la memoria tampoco le falla para recordar que un día de 1974 condujo el bus Mercedes Benz de la colonia hasta el estadio de Talca: “El viaje fue para trasladar hasta Villa Baviera a unos 15 prisioneros. Cuando llegué de vuelta los dejé en el galpón de las papas en medio de la noche y le dije a Paul: ¡misión cumplida!”. Qué pasó con ellos después no está seguro, dice, pero afirma que le parece que
En julio de 1974, Schäfer dijo a Schnellenkamp: “Me vas a llevar al fundo Las Palmas, entre Melipilla y Las Cabras. En el camino hablamos”. Cuando arribaron al lugar, Schäfer le explicó: “Bueno, ahora me esperas aquí porque tengo una reunión importante con el señor Federico Willoughby, él es como un ministro de nuestro Gobierno”. “Ku” sostiene que esperó cerca de una hora. Cuando el “Doc” salió y partieron de vuelta en el vehículo, le contó: “El agente de
“Así lo hice. El cuerpo ya estaba descompuesto. Creo que Becerra, a quien apodamos “Uno” porque siempre andaba solo y vivía con nosotros adentro, quería salirse de
EL PERRITO DE MAGAÑA
El operativo militar que los alemanes llamaron “Cerro Gallo”, monte ubicado al este del río Perquilauquén, que cruza el predio de 17 mil hectáreas, se realizó en 1974. Según Mauk, “Ku”, Fege y un nuevo testigo, Franz Baar –un chileno robado a sus padres cuando niño y adoptado ilegalmente–, a Dignidad llegó una tarde un contingente de unos 500 efectivos del Ejército. Durmieron dentro y al amanecer salieron de cacería, pero humana, apoyados por helicópteros. Ninguno dijo hasta ahora si se detuvo gente, aunque algunos lo presumen. Sin embargo, el episodio arrojó otro nombre desconocido hasta ahora –fuera de los de Manuel Contreras, Pedro Espinoza y el mismísimo Pinochet, que se pasearon por el fundo–. Un oficial de apellido Magaña que, según los testigos, pertenecía al Regimiento Chacabuco de Concepción, iba a cargo del operativo. “Andaba con un perrito bajo el brazo”, recordaron Baar y Mücke. Lo que les pareció fuera de toda marcialidad militar fue que Magaña, antes de iniciarse el operativo rastrillo, armó un gran escándalo porque se le había perdido su mascota y puso a alemanes y soldados de cabeza a buscarlo. “Lo raro es que, cuando lo encontraron, se subió al helicóptero con la mascotita”, comentó socarronamente el “tío Mauk”.
Al final del operativo, Magaña le entregó a Schäfer un diploma de agradecimiento que decía: “Al General, Doctor y Profesor”. LND
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