Friday, January 26, 2007

La organización parapolicial Triple A : terrorismo de Estado

La organización parapolicial Triple A se fue preparando, organizando y luego implementando en el marco del auge de las luchas, populares, sociales, políticas y culturales de las décadas del sesenta y setenta del siglo XX.

Su nacimiento y conformación tuvo las características de un grupo armado, consentido por el aparato del Estrado, con instrucción militar, reclutamiento de mercenarios y sicarios, adoctrinamiento, armamento, lugares de detención, torturas y desaparición, cuyo apoyo logístico principal era el entonces Ministerio de Bienestar Social frente a la Plaza de Mayo.

En ese edificio siniestro, por aquellos años, su ministro era José López Rega, que junto a hombres de su confianza diseñaron la organización que actuó clandestinamente durante un período y saliendo a la luz pública posteriormente.

Ezeiza parece haber sido un lugar donde fueron a parar los cazados (secuestrados) de la Triple A, cuyo destino fue siempre la muerte y la ulterior desaparición de sus cuerpos, salvo, muy pocos casos como afirma el miembro de la Triple A, Horacio Salvador Paino.

Héctor Cámpora fue elegido por el voto popular el 11 de marzo de 1973, asumió el 25 de mayo de ese mismo año. Luego es defenestrado como presidente de la Nación. Desde el primer momento de su mandato ocupa la cartera de Bienestar Social por sugerencia de Perón, López Rega. Ese año, el de su defenestración, ocupa en forma interina la presidencia de la Nación el yerno de López Rega, Raúl Lastiri.

En junio de ese año por las oficinas del Ministerio de Bienestar Social ya transitaban los que luego serían los creadores y responsables materiales de la puesta a punto de la organización parapolicial: Carlos Villone, secretario privado de López Rega, Chango Morales, jefe de la custodia, Jorge Conti, periodista de Canal 11 y Horacio Paino, entre otros.

Paino relata que a fines de julio de 1973, siendo categoría 23 en el Ministerio de Bienestar Social y ganando 500.000 pesos mensuales le encomendaron realizar la fiesta del niño en la Residencia Presidencial de Olivos, en ese festejo colaboró el Club Ferrocarril Oeste, luego de ese día fue citado por López Rega quien le encomendó a Paino, que había sido instructor en el Colegio Militar, que se hiciera cargo de reorganizar la seguridad del Ministerio a su cargo.

Se reclutaron 154 custodios, se creo un área restringida del despacho ministerial, se tapiaron escaleras y se dejó un solo acceso que era la entrada de la vigilancia con conserje y custodios.

Esta fue la antesala, según Paino, para que López Rega le pidiera el armado de una organización, luego de la retahíla de pormenores sobre la lucha con la izquierda, los infiltrados, la violencia y todo lo demás… Luego de unos días de trabajo y frente a López Rega proyectó la planificación de lo que luego sería la Triple A.

Según el organigrama entregado por Paino, que declaró ante la Comisión Investigadora del Congreso, de la cual formaba parte el entonces ministro del Interior, doctor Tróccoli, se puede observar la estructura de dicha organización: la jefatura estaba a cargo de López Rega, el asesor sería el mismo Paino, en el área Automotores estaba Rainieri, la Administración Roballos, Emergencias Sociales Médicos: Eladio Vázquez, Secretario Demetrio Vázquez, había dos Enlaces: Villone y Conti.

El Enlace de Villone estaba relacionado con los Grupos de Acción Psicológica: Canal 11, Prensa Escrita, Periodistas.

Por otro lado el Enlace de Villone estaba relacionado con los Grupos de Apoyo, donde figuraba Julio Yessi responsable nacional de la J.P.R.A. Juventud Peronista de la República Argentina.

El Enlace de Conti estaba conexo con los Grupos Ejecutivos estos eran ocho: del Grupo A al H.

Grupo A responsable Almirón

Grupo B responsable Rovira

Grupo C responsable Coquibus

Grupo D responsable López

Grupo E responsable Farweson

Grupo F responsable Pascucci

Grupo G responsable Tarquini

Grupo H responsable Escobar.

Las directivas eran claras: cada grupo estaba integrado por el jefe, cuatro miembros más y el hombre de apoyo, por lo que se deduce; además un aspecto relevante, en dicho trabajo, se sostiene que en caso de ordenarse la ejecución, 'cada miembro del grupo efectuará un disparo sobre la víctima en un órgano vital. TODOS serán responsables de la ejecución'.

Instrucciones precisas que estaban redactadas minuciosamente, dando una muestra de que la de la Triple A no era una organización improvisada.

Cabe una aclaración, esto lo afirma Horacio Paino en su libro Historia de la Triple A, Editorial Platense de Montevideo, República Oriental del Uruguay, 1984. En la revista Gente de mayo 1976, en una larga nota dice algo diferente: '12 de febrero de 1976. 'En la cárcel de Villa Devoto, un detenido de nombre Salvador Horacio Paino, de 50 años. Declaró ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados. Sus palabras abrieron de golpe el telón sobre el caso de la organización terrorista Triple A que hasta entonces, a pesar de ser un secreto a voces, era un enigma'.

'El organigrama de la Triple A está a disposición de ustedes en el juzgado del doctor Teófilo Lafuente, y también las carpetas con los cargos que cada uno ocupaba en la Triple A, que fueron escritos directamente de puño y letra por el ministro López Rega'. Pocos días después de estas declaraciones. Jorge Conti habló también ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados, donde desmiente todo esto.

El asesinato sistemático de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) dejó un saldo de entre 1.500 a 5.000 muertos, miles de exiliados, y el terror y el campo arado para la llegada de la última dictadura.

Entre los numerosas víctimas se cuentan al abogado Rodolfo Ortega Peña, el intelectual Silvio Frondizi, el padre Carlos Mugica, el vicegobernador de Córdoba y dirigente de la C.G.T. cordobesa Atilio López, el periodista Jorge Money, el militante peronista y miembro de la Resistencia Peronista Julio Troxler. En San Nicolás fue asesinado el director del diario “El Norte”, José Domingo Colombo, en Quilmes asesinaron a Isaac Mosqueda, miembro del Consejo Local de la Juventud Peronista -J.P.-, bajo el puente del río Primero -provincia de Córdoba- el 24 de septiembre apareció el cadáver de José Damiano, dirigente de la Juventud Trabajadora Peronista -J.T.P.- que enfrentaba en su sindicato a la conducción burocrática; su cuerpo presentaba huellas de haber sido torturado. También en la lista de asesinados figura Enrique Grinberg, del Ateneo Evita de la Juventud Peronista -J.P.-.

Podemos registrar entre los que salvaron milagrosamente su vida de los escuadrones de la Triple A el diputado radical Hipólito Solari Irigoyen, quien sufrió dos atentados, perdiendo una de sus piernas, otro de los que se salvó dos veces fue Juan Manuel Abal Medina, según González Janzen, en el caso de Paino cuenta otra historia que relataremos más adelante, este era hermano del montonero Fernando. Otro que salvó su vida fue el cura miembro de Sacerdotes para el Tercer Mundo el padre Richardelli de la villa del Bajo Flores, quien se tiró al suelo y se dio por muerto cuando desde un coche lo balearon recibiendo tres impactos de bala. Este mismo relato lo obtuve cuando realizaba una investigación sobre el barrio, la villa y la forma que había actuado el Primer Cuerpo de Ejército. Relato que hicieron las mismas mujeres del lugar.

Entre las personalidades latinoamericanas y víctimas de los grupos parapoliciales armados desde el Ministerio de Bienestar Social por su ministro José López Rega se encuentran el general chileno Carlos Prats y el dirigente uruguayo y legislador Zelmar Michelini, ambos se exiliaron en la Argentina luego de los respectivos golpes de estado.

Aparentemente la Triple A desaparece con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, y todos sus cuadros civiles y militares se reciclan en lo que se denominaron los Grupos de Tareas, entramado del Sistema Nacional de Represión, sin embargo, de corroborar la información y testimonios brindados por el miembro organizador de la Triple A Horacio Paino, esta habría seguido accionando luego del golpe, los nombres de las víctimas fueron entregadas en la parte I de este trabajo.

Volviendo al accionar de la organización terrorista Triple A, y en esto vale la palabra terrorismo que significa: Se entiende como la práctica política del que recurre sistemáticamente a la violencia contra las personas o las cosas provocando el terror (diccionario político Norberto Bobbio).

Sucesión de actos de violencia utilizados como instrumento político. Dominación por el terror (diccionario de la lengua española).

Además del Ministerio que sirvió para el acondicionamiento de autos como el caso de los dos primeros Rambler, en los talleres de la calle Suárez, preparados con dispositivos que arrojaban aceite, clavos miguelitos, dos ametralladoras que tiraban hacia atrás, con orificios de salida para las armas, espejos retrovisores especiales, transmisores de radio, motorotas; además de todo esto y otras sofisticaciones más, se alquilaron oficinas en Chacabuco 145, en su primer piso, un departamento en Carlos Calvo y Sáenz Peña y se utilizaron los departamentos de 'Telma en Valentín Gómez y Bulnes y el de María Josefina en la calle Arenales', tal lo afirma Horacio Paino en Historia de la Triple A.

El armamento fue conseguido vía un conocido, que vivía cerca de Lastiri y con conexiones en Paraguay, y sabía como armar a un ejército.

Por otro lado, en el organigrama de la Organización a Nivel Nacional figura: en el medio el Ministerio de Bienestar Social y cinco jurisdicciones: Chaco: CNU Comando Nacional Universitario; Formosa CNU, Brigadier Lacabanne en Córdoba, U.O.M. (Unión Obrera Metalúrgica) y C.N.U.; Buenos Aires U.O.M. y Neuquén.

En el caso de la organización a nivel Provincial: Bahía Blanca: UOM, Mar del Plata: Vitale – Taller Los Alpes, Avellaneda: UOM, La Plata: Dr. Spinelli, San Martín: UOM.

La historia y lo decimos siempre, no es un hecho anecdótico, una cronología sin ilación, por el contrario está estructurada, conecta con otros aspectos esenciales y hace a un conjunto que refleja la realidad, o por lo menos, permite analizarlo. No es casual que Horacio Salvador Paino sostenga: 'Una vez detenida, la víctima dejaba de ser una persona. Era un objeto a disposición de sus captores'.

En el Sistema Nacional de Represión, trabajo que puede ser consultado en este mismo medio, más los distintos informes relevados de la Conadep como los que realizaron posteriormente los organismos de Derechos Humanos, certifica que una vez ingresado el detenido, se le quitaba toda identidad, se le colocaba un número y quedaba a disposición de sus captores. Nadie fuera de ellos, sabía sobre su destino…

Además de toda la acción llevada adelante por la Triple A, contó con una red de informantes y colaboradores, no casualmente, que se infiltraban entre quienes estaban en la mira de ser secuestrados. Sacar toda la información posible era el pedido de López Rega y hacia este objetivo se caminaba.

Más víctimas de la Triple A

Víctor Groia, Carlos Marque, Julio Orozco, David Wimsen de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

Doctora en Medicina Cristina que fue ejecutada aparentemente en una quinta camino al Centenario, en la provincia de Buenos Aires, quien se ganó la admiración de sus propios captores por la valentía que demostró hasta el final, militante peronista.

La voladura del coche Citroen de la docente Raquel sin apellido, profesora de Filosofía y Letras.

Ricardo Altamirano de Ingeniería, enterrado aparentemente en el cementerio de San Martín.

Carlos Severino, Diego Martín Dalles, Antonio del Cura, Barros Oliva Cantero, Demetrio Silva Asunción, según la información quemados y arrojados en la caldera del Ministerio de Bienestar Social.

Gabriela Castro e Hilda Nerguicián, enero de 1974 pertenecían al ERP, también estarían en Ezeiza.

Adrián Bonifatti, Sergio Schuller y Mauricio Pedemonte también del Partido Revolucionario de los Trabajadores, enterrados aparentemente cerca de las piletas de Ezeiza.

Hay otro caso de artesanos que trabajaban en Plaza Francia, sindicados como Montoneros y que se conocen sus nombres de pila. Graciela, Marta, Luís, Walter, Pablo y Enrique que parecen haber sido enterrados en la estancia la Balandra, entre La Plata y Magdalena, sobre el camino que une ambas localidades. Es dable referenciar que todos pasaron por los mismos episodios de destrucción de los cuerpos. En la lista figuran entre otros, Virginia Zeppo y Adriano Tosco.

A esta altura el objetivo del Estado, sobre la creación de este órgano de represión llamado Triple A, cumplía con su cometido: era la de reprimir e instalar el terror. Los secuestros, la tortura seguida de muerte y la desaparición de sus cuerpos, el accionar metodológico que tuvo continuidad durante la última dictadura militar fue la represión en forma sistemática a todos los luchadores populares y sus organizaciones.

Los documentos de los secuestrados y asesinados se reciclaron y se utilizaron para otros menesteres, muchos desaparecidos figuran sin sus apellidos, o bien no están registrados, pero siempre es bueno apuntarlo: en algún lugar está la lista completa y están sus nombres, apellidos, sus realidades, sus vidas y sueños, aciertos y errores. El terror se empleó para destruir sus almas, la de sus familiares, amigos y compañeros.

Se instaló en la sociedad el terror que es más que miedo. Y de la mano del terror, además, se destruyó parte de nuestra cultura como pueblo, y en su reemplazo apareció el culto a lo individual, a lo superficial, la mediocridad se enseñoreó en la sociedad a todos los niveles, apareció un realismo banal, y con ello el egocentrismo, naciente de la concepción de hombre exitoso, la sociedad se anestesió, se hizo fláccida, prefirió mirar hacia otro lado.

Un caso relevante y que hay que destacar, fue el de Agustín el gringo Tosco, dirigente del sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, perseguido por la Triple A, dirigidas por el comisario García Rey en Córdoba, el Comando Libertadores de América y por las fuerzas policiales del brigadier Lacabanne. Nunca pudo ser atrapado… por el contrario, si bien, por tener que pasar su vida en clandestinidad no pudo tratarse de una enfermedad curable le llegó una muerte injusta. Quienes velaron por la seguridad de Tosco, trabajadores de todos los gremios, lo cuidaron hasta el último instante de su entierro, el cajón con sus restos nunca fue entregado a la policía y sicarios, a pesar de la represión en el cementerio.

Nada valió, ni la represión, ni las huestes de la Triple A, ni la persecución sistemática, el Gringo pudo salvarse gracias al accionar del Movimiento Obrero organizado de Córdoba y otras fuerzas sociales. Párrafo aparte, es necesario mencionar que miembros de un sector de la Iglesia Católica de Córdoba, encabezada por los curas Nasser y Vaudagna, entre otros, cuidó al gringo Tosco, lo clandestinizó.

Es bueno comenzar a mirar hacia adelante pero no olvidando el pasado, y tener claridad sobre las responsabilidades históricas, esta descripción tenebrosa existió en nuestra tierra. Hoy, no nos podemos pavonear y recordar a la Triple A con fines electoralistas y banales, cuando siguen existiendo niños menores de 14 años que trabajan largas jornadas, sin escolaridad, sin juegos y sueños. Mientras la doctrina Blumberg busca condenar a los jóvenes pobres. Cuando la brecha entre ricos y pobres se agranda, y la mortalidad infantil no se detiene, esto es parte del genocidio silencioso del sistema, sin triple A.

Los están empujando a otra desaparición silenciosa, meterlos en la cárcel, reformatorios y lugares lúgubres de reclusión. Es otra forma de implementar el terror.

Mientras los grandes medios horrorizados se enloquecen por los jóvenes que veranean y se hunden en las redes del alcohol y la droga. El todo vale, todo se puede hacer porque me ampara la impunidad, ha carcomido a una sociedad que creyó que con los barrios cerrados, las rejas, las alarmas, la seguridad privada iba a aislarse del dolor de la pobreza, la indigencia, la desocupación y la in-justicia.

Es como el poema de Bertold Brecht: ahora me toca a mí, pero ya es tarde…

Todos estos niños pobres, adolescentes sin presente y futuro no interesan a esta sociedad que dejó que todo valiera, y todo siguiera.

Por eso Jorge Julio López sigue desaparecido… las fuerzas populares no han irrumpido aún…

Fuentes:
Periódico Villa Crespo, Mi Barrio, septiembre, octubre, noviembre y diciembre 1999 y enero del 2000.
El Guardapalabras, memoria de un ferroviario, Juan Carlos Cena 1998, La Rosa Blindada
El Cordobazo una rebelión popular Juan Carlos Cena 1999, La Rosa Blindada
Historia de la Triple A Horacio Salvador Paino, 1984 Editorial Platense
La Triple A Ignacio González Janzen, 1986 Editorial Contrapunto
Material aportado por Haydée Dessal
Breve Historia de las Masacres Juan Carlos Cena 2005 Agencia Argenpress y reproducida en otros medios
Nomeolvides, Memoria de la Resistencia Peronista 1955-1972 Liliana Carulli, Liana Caraballo, Noemí Charlier, Mercedes Cafiero, Editorial Biblos, 2000.
Fuentes propias

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