Sunday, October 09, 2005

Un Humanista y Cristiano conversa con nosotros


Se integra a Diálogos con un Sobreviviente un profesor dedicado a la literatura hispanoamericana, que nos aportó en la entrada anterior, su comentario sobre el Humanismo Cristiano.

Es Jorge Candia Villagrán, que se define como Cristiano y como Humanista, a quien preguntaremos por la visión histórica y de futuro, que hemos tocado en este espacio. Jorge, bienvenido a estos Diálogos. Tú fuiste profesor rural, eres del sur de Chile, viviste la Reforma Agraria, por favor, resume tu actividad y experiencia en los años sesenta.

Jorge Candia: Primero que nada, me resulta tremendamente emotivo el ir sobre mis recuerdos de hace 45 años, porque me permite recrear momentos de profunda sensibilidad por el hecho de que en esos años creía que se podía concretar un mundo mejor para un sector tan postergado como lo era el campesinado. Viví en Temuco, en Traiguén, en Angol, zonas de fuerte arraigo bucólico ( y lo digo como expresión literaria porque en esos años yo escribía sobre los campesinos). Tu pregunta me hace recordar que siendo muy niño. Gran cantidad de patrones de fundo lavaban las estampillas del Servicio Social Obligatorio para pegárselas de nuevo en otra libreta a los peones, en maniobras de engaño que se aprovechaban de la ignorancia y analfabetismo de la gente del campo. Esa trampa era casi normal en su actuar. Muchas veces recibían con efecto retroactivo las asignaciones familiares y no se las pagaban a los trabajadores, en fin muchas actitudes irregulares que estaban reñidas con la moral, eran pan de cada día para el patronazgo de esa época.

La transformación popular primera se sintió con Don Pedro Aguirre Cerda, del Frente Popular, que creó instrumentos para los trabajadores y yo veía cómo la educación era la real y única forma de salir delante de los jóvenes campesinos, para poner fin a tanto abuso de guante blanco de parte de los latifundistas, que en más del 90% eran de comunión dominical y amigos del cura del pueblo, el cual recibía sus donaciones de esa gente de bien.

HNV: Es fácil ser caritativo con plata ajena. Lo que cuentas era una forma de vida, que incluía otros aspectos que, como en el viejo feudalismo, tenía hasta el derecho a piernada incluido. Recuerdo la novela Martín Rivas, donde se cuenta de situaciones como esta, que eran heredadas de la vieja encomienda española. Ni qué decir de la usurpación de las tierras a mapuches, por favor te llevo al punto, porque sé que tu abuelo fue siempre respetado por los mapuches por su consecuencia social y política y porque no los estafó nunca como sí lo hacían los poderosos de entonces….

Jorge Candia: Gracias por recordar a mi abuelo, un gran radical, porque eso me hace reflexionar sobre mi decisión de ser profesor, donde yo me comprometía en ser una herramienta en contra de la injusticia y la oligarquía terrateniente, luchando en contra de la ignorancia y la incultura. Creo que, de alguna manera, mi trabajo rural permitió que mucha gente pudiera desatarse de las amarras de la ignorancia y siento que fue una gran bendición poder hacerlo.
Mi abuelo era un hombre muy educado que oficiaba de “tinterillo”, habilitado para llevar procesos judiciales, lo que después se desmereció socialmente, pero que en su tiempo no había aún colegiatura y el cargo era muy respetado. En ese rol él jugaba un papel social en las relaciones comerciales, escrituras, posesiones efectivas, compran de inmuebles, tenencia de tierras, etc. Además él ideo un sistema de acopio del trigo de los mapuches y les dio una opción frente a las molineras, que abusaban de ellos, lo que les mejoraba los precios. Por eso tuvo enemigos, pero un gran reconocimiento de los campesinos mapuches. Ahora, yendo a tu pregunta, sobre mi actitud de humanista, te puedo decir que fue algo natural y fui entusiasta de la Reforma Agraria impulsada por la Democracia Cristiana, que fue una reforma real y no de macetero como la que la Derecha había sacado para quedar bien con Kennedy, que sólo tocaba tierras del Estado.

HNV: Te interrumpo. Estabas en los sesenta como profesor rural y llega la Reforma Agraria y como militante demócrata cristiano desde el año 1958, empiezas a trabajar por ella, pero como profesor. Cuéntanos tus vivencias de ese tiempo. En estos Diálogos hemos tenido la visión desde la Universidad y el centro del país, ayúdanos a resumir cómo fue el proceso en la tierra.

Jorge Candia: quiero aclarar que para mi desarrollo postulé a la Universidad de Concepción, donde estudié Licenciatura en Castellano. En esos años, trabajaba de profesor rural y estudiaba en la Universidad de Concepción. Me tocó ser fiel testigo de la lucha campesina y pudimos penetrar en el campo por el sector agrario laborista, que era un Partido inspirado en el cristianismo, católicos liberales. Los acercamientos confluían en un gran bloque donde se sumaban los social cristianos y los falangistas. El año 1957 se forma la Democracia Cristiana y yo estaba en ese medio y ya se hablaba de la Revolución en Libertad, que por los votos se podrían hacer los cambios. Desde 1958 fui militante.

HNV: Es lo que acá hemos hablado…surgen en ese período la Reforma Agraria, la Reforma Urbana con la Promoción Popular. trabajaste muy cerca de Radomiro Tomic. Sigamos con la Reforma Agraria, para ver cómo se desarrolló y sus efectos en el campesinado. Te puedo decir que para entonces, los universitarios salíamos a trabajos universitarios de alfabetización y organización comunitaria. Me tocó ir a Calbuco, dos años y fue una experiencia que marcó mi formación humanista.

Jorge Candia: Para mi igual fue una experiencia que me marcó para toda la vida. Y es cierto que admiré a don Radomiro Tomic, que fue mi mentor. A los campesinos les resultaba difícil imaginarse trabajando sin patrón, porque ellos entendían que si iban a ser dueños de la tierra, iban a ser los nuevos patrones y disfrutar de ese estatus. El asentamiento, que era una expresión jurídica, obedecía a la Ley de Reforma Agraria, consistente en la confluencia de los nuevos dueños de la tierra parcelada para asociarse y organizar juntos los trabajos productivos, bajo sistema cooperativo.

HNV: Es el mismo registro que me dejó trabajar en los asentamientos de Aconcagua. El campesino que era dirigente sindical, se creyó patrón y por ende dejó de trabajar su tierra. Esto fue un problema de educación y se agudizó en el gobierno de Allende, ya que allí la indisciplina fue total y eso impacto en el desabastecimiento de productos y en el funcionamiento de los asentamientos, que cayeron en desgobierno. Esa es mi impresión y tú me la corroboras.

Jorge Candia: Por naturaleza y la fuerza de la costumbre, el campesino vivía el sistema patronal. Ellos desechaban el concepto de la propiedad comunitaria y de la cooperación, por ejemplo, no compartían recursos y eso llevaba a peleas por la propiedad privada. Con esto se llegó a un minifundio ineficiente, ya que los parceleros eran potencialmente productivos uniéndose, era el sentido de la Reforma y se perdió por cuestión de educación. Y la Derecha aprovechó esta debilidad para argumentarle a ellos que ellos no eran dueños de nada, manipulando a los trabajadores del campo.

HNV: Es muy triste, pero es bueno dejarlo claro. Porque cuando los extremistas crean los frentes y comienzan las tomas indiscriminadas en el gobierno popular del Presidente Allende, esto se convierte en una de las mayores irresponsabilidades de esos sectores, porque alientan expectativas sin sustento y después, ellos se asilan y los campesinos quedan como carne de cañón enfrentando la represión más sangrienta. Porque el derechista busca desquite y ahí quedan los mártires, pueblos completos asolados por la tortura y las ejecuciones. Faltó la educación. El joven de extrema izquierda, pequeño burgués, tuvo recursos para evitar la represión, pero allá en el campo, la gente pobre, pagó con su sangre errores de conducción.

Jorge Candia: No se trata de arengas, se trata de educar. Potenciarlos para que sean dueños de su destino.

HNV:Gracias, Jorge, es la clave del humanismo cristiano. Vivir actuando como Cristo hubiese actuado. Ayúdate que Dios te ayudará. El cooperativismo, la minga, es clave para unir a los más débiles y potenciar su capacidad de negociación. Eso pasa por la educación. Por lo tanto, hay que convivir con los más débiles para promoverlos y no para usarlos como carneros que son funcionales a los burócratas que escalan el poder. Lo que digo no obsta para expresar mi repudio al odio de clase con que la derecha reaccionó en el golpe contra los pobres sublevados.
No se trata acá de hacer análisis economicistas de la Reforma Agraria, pero te puedo asegurar que todo el éxito actual hortofrutícola , se debió, en gran medida, a la parcelización de los grandes fundos, De otra manera esa clase terrateniente, zángana, no habría sido capaz de producir nada. Es una pena que no se haya educado para la solidaridad y la cooperación, pero esto constituye un elemento rescatable, que puede retomarse para el presente y para el futuro.

Jorge Candia: De todas maneras, reconociendo el fracaso como tal, que tuvo causas internas y, principalmente, externas, se debe reconocer que el efecto final de la Reforma Agraria fue bueno para Chile y para su gente, ya que despertó en el agro una visión de trabajo digno, de un país emergente.

HNV: Permanecen muchas injusticias en el agro, pero es donde comienza la falta de compromiso de quienes detentan el poder, pero eso es tema para otro Diálogo.

1 comment:

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