Saturday, December 22, 2007

Asesinato con una larga historia

Por Jorge Escalante / Lanacion.cl
Mujer asesinada cierra círculo de violentas muertes en familia militar

El brutal crimen de María Soledad Lapostol Luco se vincula a la trágica relación de su tío Ariosto Lapostol con la Caravana de la Muerte, y de su hermano Patricio Lapostol Amo, su primo hermano, quien sirvió de testigo en ese caso judicial.

El brutal asesinato de María Soledad Lapostol Luco cierra el círculo de una familia militar marcada por muertes violentas. El padre de la víctima es Alfredo Lapostol Orrego, un coronel de la Fach en retiro. Su tío, Ariosto Lapostol Orrego, es el coronel retirado del Ejército que en el regimiento de La Serena discutió con el general Sergio Arellano Stark la orden de asesinar 15 prisioneros en octubre de 1973, pero al final la acató. Y su prima hermana, María Eliana Lapostol Amo, hija de Ariosto, que ayer estuvo junto al cuerpo hallado en Ñuñoa, es teniente coronel de Ejército en servicio activo y se desempeña en la subsecretaría de Guerra del Ministerio de Defensa.

Ariosto Lapostol no llegó a ser procesado por los 15 asesinatos de la Caravana de la Muerte el 16 de octubre de 1973 al interior del regimiento “Arica” de la Serena, del cual era su comandante, pero sí lo fue por los homicidios del ciudadano argentino Bernardo Ledjerman y la mexicana María Avalos, padres de Ernesto, el niño huérfano que el entonces teniente Juan Emilio Cheyre entregó en 1973 a las monjas de La Serena para que se hicieran cargo de él.

Pero la Corte de Apelaciones de Santiago salvó esta semana a Ariosto Lapostol y Juan Emilio Cheyre, porque no les consideró responsabilidad en los asesinatos de los padres de Ernesto Ledjerman, aunque dijeron a las monjas y a todos que la pareja extranjera “se suicidó dinamitándose”.

El ayudante de Ariosto Lapostol en el regimiento “Arica” de La Serena, era el entonces teniente Juan Emilio Cheyre. Años después llegó a ser el comandante en jefe del Ejército y hoy es un general retirado y director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica.

En la oficina

Ariosto Lapostol entró aquel 16 de octubre de 1973 a la reunión con Arellano Stark en su oficina del regimiento. También estaban Cheyre y el “Ronco” Marcelo Moren Brito, conocido también como “El Chacal” de la Caravana por la crueldad con que actuó contra los prisioneros.

Lapostol resistió brevemente esa mañana la orden que Arellano traía del dictador Pinochet para asesinar detenidos en el sur y norte del país para “acelerar los juicios” que nunca existieron. Después, disfrazaron los crímenes de “intentos de fuga” o de falsos consejos de guerra, como en el caso de La Serena.

Pero al final de la breve reunión, Ariosto Lapostol y Cheyre no volvieron a chistar y bajaron la cabeza ante la orden. Quince prisioneros fueron sacados por Moren Brito y el pelotón de la Caravana desde la cárcel. Algunos ya cumplían condenas bajas dictadas igualmente por irregulares consejos de guerra realizados por Lapostol y sus oficiales. Todo quedó acreditado en el proceso por el episodio de La Serena de la Caravana de la Muerte.

Los quince prisioneros acribillados por los hombres de Arellano quedaron tendidos en el piso del polígono de pistola del cuartel. Entonces, Arellano ordenó a Lapostol que juntara a sus oficiales más jóvenes, incluido su ayudante Cheyre, para que remataran a los detenidos con un tiro en la cabeza. Así ocurrió, de acuerdo al testimonio judicial del capitán de aquel regimiento, Pedro Rodríguez Bustos, aportado en el proceso al juez Juan Guzmán.

Según Rodríguez, el tiro de gracia lo dieron Cheyre, y los también jóvenes oficiales: Jaime Ojeda Torrent, Hernán Valdebenito Bugman, Mario Larenas Carmona (fue después director de la Escuela Militar), Guillermo Raby Arancibia, Julio Lafourcade Jiménez, y el médico militar Guido Díaz Pacci.

El comandante Lapostol decidió no entregar los cuerpos a los familiares y ordenó que éstos se ocultaran en una fosa sin nombres en el cementerio de La Serena. Así se hizo.

Después mandó al teniente Cheyre a que publicaran en el diario El Día de La Serena del 17 de octubre de 1973, un bando en que se informó que los quince prisioneros murieron “ejecutados conforme a lo dispuesto por los Tribunales Militares en tiempo de guerra”.

Cuando el 11 de noviembre de 1998 recién fueron encontrados y exhumados desde la fosa clandestina en el cementerio de La Serena los restos de los quince prisioneros, los protocolos de autopsia practicados posteriormente a las osamentas en el Servicio Médico Legal de Santiago, confirmaron la revelación del capitán Rodríguez Bustos, que muchos calificaron en un comienzo de falsa.

Además de los múltiples impactos de disparos en distintas partes del cuerpo, todos presentaban un orificio de bala en el cráneo, con dirección desde arriba hacia abajo. Era la prueba científica de que efectivamente fueron rematados en el suelo, como se registró en los documentos medicolegales.

Encuentro en Calama

Tres días después de su paso por La Serena, la Caravana de la Muerte volvió a asesinar en Calama a 26 prisioneros políticos. Aquel 19 de octubre de 1973, Moren Brito se cruzó en el regimiento de Calama con un joven subteniente y lo insultó. “¡Miren quién aparece aquí, espero que no te comportes como el maricón y cobarde de tu padre en La Serena!”

El joven oficial era Patricio Lapostol Amo, hermano de María Eliana, ambos hijos de Ariosto. Al joven subteniente le tocó ver aquel 19 de octubre los 26 cuerpos masacrados a metralla y corvo en la pampa. Murieron a manos de los hombres de Arellano y oficiales del regimiento Calama escogidos por El Lobo, como llamaban a Arellano. Lapostol Amo no formó parte de aquel grupo escogido por Arellano.

En 1998, Patricio Lapostol relató al juez Juan Guzmán su encuentro con Moren Brito en Calama, incluidos los insultos. Contó que por todo lo ocurrido se truncó su carrera militar y debió renunciar al Ejército en 1975.



Fiscalía indaga “secuestro con resultado de muerte”

Mientras deudos pidieron “justicia” por el “siniestro” crimen de María Lapostol durante su velatorio, en tribunales se confirmó la hipótesis de un mortal plagio.La negativa oficial de hablar de plagio luego del hallazgo del cadáver de María Soledad Lapostol, pese a que todas las evidencias apuntaban a ese concepto, terminó hoy cuando la Fiscalía que investiga el caso asumió que la tesis es de “secuestro con resultado de muerte”.

Esas palabras fueron utilizadas por el fiscal Jorge Reyes esta mañana durante la audiencia de control de detención del hasta ahora único aprehendido por el crimen, Leonel Esteban García Álvarez (42), capturado por el uso de una tarjeta que perteneció a la víctima.

De acuerdo al representante del Ministerio Público, "lo que tenemos claro es que la persona, la víctima, estuvo privada de libertad desde las 18:20 horas hasta las siete de la mañana del día siguiente, cuando fue ubicada".

Si bien la hipótesis de la Fiscalía debe ser confirmada por el tribunal, los antecedentes en que se afirma que hubo llamadas de la víctima a amigos y a su esposo anunciando que estaba retenida y un mensaje de texto en que se fija en $50 millones su rescate, fundamentan esa línea investigativa.

La familia, que tenía programado para esta tarde el funeral de la corredora de propiedades de 55 años en el Cementerio Parque del Recuerdo, sostuvo desde un comienzo dicha tesis.

Esta mañana, el féretro con el cuerpo de la fallecida llegó para su velatorio a la parroquia Santa María de Las Condes, en donde a las 14 horas comenzó una misa para luego trasladarla al campo santo de la comuna de Huechuraba.

En el lugar, los deudos relataron su tristeza y pidieron justicia. “Sentimos dolor porque esté pasando esto en el país, la familia está muy afectada queremos justicia y que se encuentren a los culpables”, “es un momento muy doloroso, siniestro y que no tiene explicación”, “esperamos que encuentren luego al culpable y que reciba el castigo que merece”, fueron algunas de las expresiones que se escucharon antes del sepelio.

2 comments:

Anonymous said...

El que haya pertenecido a una familia de militares no da pie para que la asesinaran después 34 años de barbaridad política en un país que estaba tanto económica como políticamente destruído. Usted cuenta el caso del menor entregado en adopción a las monjas en La Serena; es como si lo hubieran matado luego de 34 años por haber sido hijo de sus padres, considerados enemigos del gobierno militar...

Me pregunto ¿qué pasaría si cada uno de los familiares de los muertos en la primera y segunda guerra mundial cobraran con otras vidas, las de sus soldados muertos?

El contexto político hace la historia y no al revés.

Mi sentido pésame por los muertos del 73 pero también hubo muertos producto de las elecciones del 70 que murieron en el exilio de Allende y ahora están en fosas comunes sin poder volver a ser enterrados en su patria; entre ellos mi padre, quien espero descanse en paz en Quito - Ecuador.

pedro said...

Yo lo veo claro!!,si tienen que juzgar en un país que no sea Chile,las barbaries que se producen,o se han producido en el país de Chile,es simplemente,porque en Chile,no pueden Gozar,de una ley,que pueda actuar con libre cumplimiento de la misma,aunque esta,haya sido votada,democraticamente.

Lo mismo pasa en mi país ESPAÑA,creo,que los jueces,fiscales y abogados,están cogidos por los huevos,y que estos no pueden,o no quieren gritar!!.