Wednesday, September 21, 2005

UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS

Diálogos con un sobreviviente comienza a extender su mensaje de rescate de la memoria.
Hoy sumamos el artículo de un pensador, académico, compañero de ruta, Patricio Orellana, con quien compartimos una común visión sobre la ética pública.

EL DILEMA ÉTICO DE CHILE
(To be or not to be, that is not the question, the question is to do)

Patricio Orellana Vargas
Profesor de la Universidad de Chile
patoorellana@vtr.net
www.probidadenchile.cl


El príncipe de Dinamarca dudó largo tiempo para resolver el dilema ético. Pero lo más difícil no es resolver el conflicto de elegir una opción, sino que lo más terrible es lo que se hace después: actuar y ser capaz de seguir la opción definida, con las consecuencias que ello implica.

La primera aproximación.
La primera aproximación al dilema ético es entenderlo como la elección entre lo correcto y lo incorrecto. Pero si así fuere bastaría con tener establecidos los principios y valores que rigen la vida del que está en el dilema y aplicarlos al caso específico, construyendo la elección coherente.

Al parecer no es una tarea difícil cuando se tienen claros los principios y valores. Lo difícil es el paso siguiente: llevar a cabo la elección asumida. Aquí está la consecuencia. Llevar a cabo la solución adoptada provocará reacciones de algún tipo en los afectados y su entorno y sin duda será muy difícil de ejecutar, excepto en cosas sencillas. Por eso sostenemos que el dilema de Hamlet, príncipe de Dinamarca, “to be or not to be”, en el caso chileno es esencialmente el “to do”.

La complejidad.
Para algunos autores, el dilema no existe en el caso anterior, sino que se configura cuando hay que elegir entre dos opciones correctas.

Evidentemente aquí la tarea es simplificar para llegar a la primera aproximación. ¿Acaso una de las soluciones sólo en apariencia es buena y en el fondo es mala? ¿Acaso una de las soluciones en menos buena que la otra? La lógica es transformar las opciones en alternativas, considerando que las opciones pueden ser muchas, en cambio la alternativa es una u otra, sin más variantes.

El dilema sólo se resuelve llegando a la simplificación de la primera aproximación y nuevamente se plantea el problema de la consecuencia, es decir, la subordinación de la acción a la elección ética.

Otros enfoques en el dilema de dos opciones correctas.
Algunos autores sugieren otro método en el caso de la elección entre dos opciones correctas y adoptan varios enfoques que pueden ser diferentes o integrarse: analizar las consecuencias de la selección, utilizar los principios morales sociales o enfocarlo subjetivamente.

Analizar las consecuencias es inspirarse en la ética de las responsabilidades de Weber, cuyo primer paso es decidir cual es la opción ética y el segundo construir la situación resultante de esa opción, esta situación puede involucrar otros factores no considerados y provocar un mal mayor, por lo cual esta solución, generalmente lleva a la inacción, ya que pueden imaginarse cadenas de reacciones difíciles de controlar.

Considerar los principios morales sociales no difiere mucho de lo planteado en la
primera aproximación, pero exige que el sujeto comparta esos principios. Si no los comparte, la situación pasa a otro nivel y genera otros conflictos éticos que lo llevan a la tarea de construir los principios que guían la vida.

El subjetivismo es considerar cómo se sentiría el sujeto si estuviera en la condición del hechor del acto enjuiciado. Es responder a la pregunta ¿Qué me gustaría que me hicieran a mí si estuviera en el caso del afectado?

Esta es una especulación imaginativa, ya que ponerse en la piel de otro es imposible porque es como entrar en un universo distinto. Además la conclusión que el sujeto elabore de cómo se sentiría él en esa situación puede ser totalmente distinta a como se siente el hechor en la situación real. Este método requiere dos viajes imposibles, el primero al interior de otra persona y el segundo a la compleja relación del otro con una situación específica.

El trilema.
La otra solución hipotética en el caso del dilema de dos elecciones correctas es construir una tercera opción que conjugue en un equilibrio perfecto con los elementos más positivos de las dos elecciones. Esta solución conduce a lo que se llama el mal menor y necesariamente implica abandonar algunos principios en pro de un pragmatismo menos arriesgado.

Sin embargo, también existe la posibilidad de resolver un dilema ético con dos soluciones igualmente válidas, caso en el cual las dos soluciones constituyen una unidad lógica, ya que no pueden ser contradictorias, aunque sean distintas.

El dilema como duda.
El breve análisis anterior nos lleva en muchos casos a una situación de duda y como dice el refrán “ante la duda, abstente“. Pero esta solución simplemente nos lleva al punto inicial del dilema. No se ha resuelto, pero, si se analiza detenidamente se ha tomado una determinación: no actuar. Es decir se ha llegado a la consecuencia del dilema, que es la coherencia de actuar y la ha transformado en el no actuar, que es incoherente con cualquiera solución, ya que ésta no se alcanzó. De esta manera se cae en el barranco del irracionalismo.

La autonomía de la ética.
Esto lleva a cuestionarse muchos mitos que invaden la ética. Se dice por ejemplo: “no mires para atrás si no quieres seguir la suerte de la mujer de Lot”; “si te abofetean, coloca la otra mejilla”; “el que se sienta libre de pecado, que lance la primera piedra”, “no hay que juzgar”; “hay que perdonar”; ”el que nada tiene, nada tendrá y el que tiene, abundará” etc. Estos principios provienen de la religión y en su ámbito son muy respetables y conllevan amor y humildad. Pero la ética no es religión, aunque hay éticas derivadas y dependientes de la religión. Pero en su esencia la ética tiene que ser autónoma, la ética heteronómica o impuesta es simplemente una proyección de una religión o una doctrina en el ámbito independiente de la ética y anulan cualquier proceso racional, ya que antes de conocer el problema existe la solución: perdonar, olvidar, no juzgar, etc.

Naturalmente que las religiones han aportado muchos valores y principios a la ética, basta recordar el principio de la integridad de la persona que data de San Agustín, pero es erróneo subordinar la ética a la religión: cada cual debe tener su autonomía que en muchos caos no traerá contradicciones.

De esta manera se anula la ética ya que es la ciencia de encontrar el bien y diferenciarlo del mal. Con los principios religiosos señalados ya se sabe cuál es el bien y cuál es el mal. Y se ha agotado la ética.

El dilema de Platón.
Platón presenta el siguiente dilema: un amigo presta a otro un arma, poco después el propietario del arma decide matar a una persona y para hacerlo, le pide devuelta el arma a su amigo. Este dilema parece que ha inspirado los juegos de prisioneros y los calabozos que están tan de moda actualmente como juegos de dilemas, los que en general son una aberración ética.

En el caso específico del dilema de Platón, puede usarse el análisis siguiente, derivado de lo expuesto antes: El dilema no es cumplir o no cumplir la promesa de devolver el arma. La situación es otra: ser o no ser cómplice de un asesinato. Analizado así el dilema inicial confuso se transformó en un dilema simple: acudir a los principios y uno de los principales debería ser el respeto a la vida. Naturalmente se pueden hacer otras consideraciones históricas absurdas: la vida de un esclavo no es valiosa, el crimen puede ser justificado por razones patrióticas, familiares, etc., pero todos estos factores no están explícitos en el dilema y no se nos puede pedir ponernos en la situación del siglo V AC.

Los valores y principios.
Lo argumentado hasta aquí nos lleva a que la solución de cualquier problema ético exige la construcción de los principios. Sócrates, presenta por primera vez en la historia de la humanidad un método para encontrar esos principios en el interior de uno mismo, a través de la introspección, del diálogo, el apoyo de un maestro, la ironía y la mayéutica. Otro gran paso en este sentido es la formulación de los imperativos categóricos construidos según el método formalista de Kant

De esta manera, o por otros procedimientos se llega al mundo del deber ser que está poblado de principios. Si tenemos construido ese mundo y nos es accesible, tendremos los principios que nos resolverán los dilemas éticos. Evidentemente que los dilemas sólo se podrán resolver en la medida que estos principios estén en escalas que establezcan jerarquías.

Este mundo de principios es personal sólo en la medida en que es universal, de otra manera sería una compleja relatividad que dependería de cada uno. La ética siempre ha intentado eliminar el relativismo del razonamiento humano, de manera que los métodos indicados consideran elementos tales como el concepto de “parlamento universal”, no en el sentido de un parlamento real, sino de universalidad. Ésta es la ética de los principios que se opone al relativismo y al pragmatismo weberiano y tanto Sócrates como Kant concluyen que lo esencial es la “praxis ética”, es decir actuar de acuerdo a los principios.


La Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La culminación de la ética es sin duda la mencionada Declaración. Esta Declaración es la confluencia de la ética y del derecho. Genera un cambio en ambas disciplinas, por una parte logra la universalización, requisito siempre presente en todas las escuelas éticas y a su vez supera la internacionalización del derecho, que se centraba en las relaciones entre los estados, cambiándolo al ámbito central de la persona humana, a la cual el Estado debe servir. Esto es lo que se denomina universalización del derecho y conlleva el desarrollo del derecho humanitario.

Siguiendo la vieja tradición ética de humanismo y universalidad, la Declaración reconoce los derechos en función de la naturaleza humana: “La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos inalienables de todos los miembros de la familia humana”.

También, siguiéndola tradición ética, la Declaración acoge muchos principios desarrollados por las religiones, pero no ya en ese marco, sino como un acuerdo de la humanidad

El dilema ético de los derechos humanos
Chile enfrenta desde hace años el dilema ético de las violaciones a los derechos humanos: ¿Justicia o impunidad?

Parece evidente que la justicia es la única elección correcta y se puede presumir que habría un consenso universal o nacional en este tema.

Sin embargo, ha existido una increíble habilidad para eludirlo. Se ha ido variando desde posiciones extremas hasta llegar a aproximaciones y exaltación de elementos no éticos.

EL MERCURIO, donde hacía sus elaboraciones intelectuales el actual candidato de la derecha, Sr. Lavín, fue el encargado de diseñar y publicitar todas estas campañas de negación y confusión.

Inicialmente la Dictadura negó rotundamente estas violaciones, simplemente no existían y así se aseguró en las respuestas a los numerosos habeas corpus presentados a las Cortes de Apelaciones.

En seguida, ante el estupor internacional, aseguró que estas violaciones eran difamaciones de una campaña mundial del marxismo-leninismo.

Frente a los casos de detenidos desaparecidos fue desarrollando variadas estrategias: no existían tales casos, no existían las personas desaparecidas, existían las personas pero estaban disfrutando de un exilio dorado en Moscú o París. Finalmente se acuñó el término “presuntos desaparecidos”. Incluso se financió la creación de periódicos extranjeros que sostuvieron la tesis que los detenidos desaparecidos estaban muertos a consecuencias de guerras internas del movimiento popular, hasta que finalmente, después de 25 o más años no le quedó otra opción que reconocer estas situaciones.

Algo parecido ocurrió con los ejecutados arbitrariamente: no existieron, después fueron muertos por fugas, después por supuestos enfrentamientos y finalmente se argumentó que eran terroristas.

Respecto de los presos políticos, relegados y exiliados se justificaron como medidas humanitarias, lo que implicaba que de otra manera habrían muerto o desaparecido. Se llegó al extremo de culpar a los países extranjeros de estas situaciones porque no concedían visas.

Los tratos crueles, inhumanos y degradantes, así como los despidos, exoneraciones y expropiaciones fueron minimizados, comparándolas con los atentados en contra de la vida, la integridad física o la libertad.

La tortura, que era el centro del sistema represivo, no pudo justificarse de ninguna manera y a pesar de que fue el instrumento aplicado más masivamente, se negó totalmente su existencia. Pero la tortura era esencial en la represión ya que los militares le otorgaban el mismo valor que la ametralladora tiene frente a la infantería.

La democracia frente a las violaciones a los derechos humanos.
La clase política civil que combinó las condiciones para reestablecer la democracia no puso ninguna condición, tanto era la apetencia por recuperar el poder.

Ante la opinión pública nacional e internacional, la clase política presentó algunos placebos para calmar la inquietud.

El primer presidente democrático, después de la dictadura, declaró que habría justicia en la medida de lo posible, lo que significaba subordinarse a las exigencias militares ya que Pinochet seguía siendo el jefe de las Fuerzas Armadas.

Verdad versus justicia.
El ofrecimiento se tradujo en otorgar verdad a través de un informe sobre las violaciones a los derechos humanos, el cual aceptaba todas las imposiciones militares: negar la tortura, no referirse al exilio, ni menos a las prisiones. Hasta se aceptó considerar como violaciones a los derechos humanos las muertes de algunos militares ocurridas durante el golpe militar en enfrentamientos.

Así comenzó el proceso de transformaciones del dilema ético esencial en Chile, fue la metamorfosis manipuladora que trató de intercambiar los conceptos para evitar la justicia y garantizar la impunidad:

Metamorfosis de la justicia.
Dilema:
Justicia-impunidad.
Nunca se resolvió este dilema. Se trató por todos los medios de reemplazar la Justicia por una serie de placebos que deberían desplazar la exigencia de justicia. Esta es la metamorfosis de la Justicia.

Primero se pretendió que la verdadera justicia era la aplicación de la ley de amnistía que hace desaparecer el delito y no hay delincuente.
Se reemplazó por
Justicia = amnistía

Después se remplazó la justicia por la verdad, donde la “verdad” era parcial, confusa y relativa, (Informe Rettig, Informe Valech)
Justicia = verdad relativa

Se cambió nuevamente:
Justicia=Reconocimiento
Donde los militares reconocían las violaciones cometidas.

Justicia =Ausencia de información
Los militares declararon que habían perdido toda la información sobre las violaciones a los derechos humanos y no podían colaborar en la búsqueda de justicia.

Justicia =Promesas de futuro
Cuando los militares ofrecieron el “Nunca más”

Justicia = prescripción
Se insistió que los delitos habían sido cometidos hace mucho tiempo por lo cual estaban prescritos, pero las violaciones a los derechos humanos son imprescriptibles.

Justicia = olvido
La derecha política sostuvo que ya había pasado mucho tiempo y era la hora de olvidar.

Justicia = perdón
La Iglesia Católica llamó al perdón, aunque no se cumplía con las condiciones del perdón: la confesión, el arrepentimiento y la reparación.

Justicia = reparación
Se ofrecieron pensiones mínimas a los familiares de ejecutados y detenidos desaparecidos, posteriormente se consideró a los torturados.

Justicia = reconciliación
La derecha insistió en que Chile debía reconciliarse para construir un gran futuro.

Justicia = misericordia
Se insiste en que los violadores a los derechos humanos ya son personas viejas, enfermas y seniles, por lo cual no se puede seguir persiguiéndolos.

Justicia = justicia excepcional
Finalmente, después de más de 20 años de procesos se ha llegado a condenar a 29 violadores de los derechos humanos, para lo cuales se han construido cárceles especiales, que son las mejores de Chile. Siguen en libertad los otros 5000 violadores de los derechos humanos, empezando por el principal responsable: Pinochet.

Justicia = indulto
La última maniobra fue lograr que el Presidente Lagos, en uso de sus atribuciones otorgara un indulto particular a un doble asesino. Lo que generó de inmediato un proyecto de ley para otorgar indultos a todos los violadores de derechos humanos que cumplen condenadas.

Estamos en este peldaño del camino de bajada en el que los principios fueron olvidados y se niega a enfrentar el dilema pendiente: Justicia-impunidad.
Este dilema sólo se resuelve con el razonamiento de Platón. Justicia es darla a cada cual lo que le corresponde: a las víctimas reconocimiento de su dignidad y reparación, a los criminales castigo y publicidad de los hechos,

La esquizofrenia de la Derecha y la clase política.
Un periodista importante ha destacado que la derecha y toda la clase política tienen una actitud totalmente opuesta para enfrentar las violaciones a los derechos humanos y los crímenes comunes o delincuencia. Mientras en el primer caso se ha visto como han bregado para obtener la impunidad total, en le caso de la delincuencia ha tenido la actitud más intransigente, lo que se ha derivado en proponer:
-el restablecimiento de la pena de muerte.
-el aumento de las penas.
-la disminución de la edad de la responsabilidad penal.
-el rechazo a las medidas de rebajas de penas por buen comportamiento o razones humanitarias. El lema es que las penas sean efectivas.
-rechazo a la presunción de inocencia.
-rechazo a las libertades condicionales y provisionales.
- la aplicación irrestricta de la prisión preventiva.
-aumentar las facultades policiales para arrestar y detener.

Como todas estas medidas provocan un atochamiento carcelario, algunos personeros han argumentado que si en una sala viven 20 presos bien pueden vivir 30.

Parece increíble esta esquizofrenia política, por una parte exigiendo perdón, olvido, amnistías, misericordia, indulto en los casos de violaciones a los derechos humanos, que son de una gravedad mayor ya que quien los realiza es el Estado que garantiza y debe respetar los derechos humanos y por el otro lado exige penas severas, completas, sin perdón ni indulto, sin excepciones y en condiciones de encarcelamiento sub humanas.
La razón de fondo es que la derecha no tiene principios, su ética se decide en función de sus intereses políticos y económicos, pragmatismo que ha sido aprendido por la Concertación.

El dilema permanente de Chile.
En la historia de Chile hay muchos casos de revoluciones y guerras civiles que llevaron a situaciones parecidas a la que vive el Chile actual. En el siglo XIX situaciones parecidas hubo en relación a la guerra de la independencia y la restauración colonial, después con la independencia propiamente, la guerra de 1829-30, la revolución de 1851, la de 1859 y la de 1891 hasta el fin de la dictadura de Ibañez en 1931. En toda ellas la solución fue el olvido y las leyes de perdón. La única excepción fueron los castigos en contra de los amotinados de Quillota que había culminado con el asesinato de Portales en 1837. Quizás esta justicia aplicada a estos asesinos fue el factor decisivo en la formación del Estado en Chile.

Casi nunca, como sociedad resolvimos el dilema de justicia-impunidad y con el “nunca más” nos estamos anticipando que en el futuro tendremos el mismo comportamiento.

Quizás por una situación parecida, un amigo del príncipe Hamlet dice: “Something is rotten in the state of Denmark”.

Quizás ahora corresponde decir: Algo está podrido en el Estado de Chile.


20050919

Tuesday, September 20, 2005

´LA TRANSICIÓN EN CHILE NO HA CONCLUÍDO


Comentarios después de la firma de la nueva Constitución del 2005, que reforma la Constitución de 1980.

No ha concluido la transición. Sigue pendiente para la Historia el esclarecimiento de la maquinaria de muerte que se puso en funcionamiento para derrocar un gobierno constitucional.

No ha concluido la transición porque se mantiene la impunidad. Aún miles de familias llevan el peso de no haber dado cristiana sepultura a sus seres queridos.

No ha concluido la transición porque no se ha discutido de cara al pueblo las razones que podrían justificar el silencio impuesto por 50 años a las declaraciones por violaciones a los derechos humanos, que recogiera la Comisión Valech.

No ha concluido la transición porque el derecho a la vida sigue postergado muy por debajo del derecho a la propiedad privada, bien sacrosanto del sistema liberal.

No ha concluido la transición porque el perdón requiere una actitud de arrepentimiento y no se puede imponer por decreto.

No ha concluido la transición porque duele la exclusión de ese Chile desperdigado por el planeta, sin que existan medidas para acogerlos como parte de la nación.

No ha concluido la transición porque siguen pendientes cuestiones por aclarar en nuestra sociedad y nadie puede atribuirse el adjetivo de democrático si se consagra en la Carta Fundamental modificada como Constitución del 2005, un autoritarismo entronizado, que mantiene al binominalismo como instrumento para perpetuar el poder cupular.

No ha concluido la transición mientras Chile no devuelva su dignidad a personas que fueron despojadas de sus derechos ciudadanos y siguen 16 años después tanto o más excluidos que durante el régimen militar, sin voluntad política creíble de que se les reparará efectivamente.

No ha concluido la transición porque el ex dictador, hoy procesado por sus múltiples cuentas secretas y el lavado de dinero realizado, sigue impune, resguardado en una seudo demencia, sin que la Justicia lo haya siquiera prontuariado.

No es así como una sociedad puede reencontrarse consigo misma, si los criminales comienzan a gozar de la clemencia sin el más mínimo sentimiento de arrepentimiento. Eso replica un historial de vergüenzas que en otras épocas han mancillado el honor nacional y que, no por ello, minimiza la que hoy vive nuestra sociedad.

En estos diálogos con un sobreviviente, en estas entrevistas con compatriotas que tuvieron vocación de servicio y así practicaron una política de principios y valores, no podemos aceptar el sofisma que quiere imponerse de manera mesiánica.

La transición política sigue pendiente. Moralmente, sigue herida el alma de Chile.

Tuesday, September 06, 2005

Vivencias cruzadas, durante el Gobierno Popular


Estar en septiembre nos motiva a apurar el tranco en estos diálogos.

Entremos a escudriñar situaciones vividas u observadas 32 años atrás. Sabemos que la sensibilidad aumenta en este período y no podemos desaprovechar este momento para plantear desde la historia, nuestra historia y la de miles de compatriotas, la realidad de una época que ha sido mutilada y transformada para conveniencias del presente.

Seguimos conversando con Roberto Sapiains, para remontarnos a los setenta. Pese a la presión internacional por forzar a la Democracia Cristiana a desconocer el triunfo de Allende, el Congreso lo respaldó, pero se exigió un compromiso de respetar la institucionalidad. La Unidad Popular iniciaba sus mil días restringida en sus objetivos de Revolución por la vía democrática. El asesinato de René Schneider había causado la reacción de la Democracia Cristiana y Eduardo Frei Montalva, estigmatizado como el Kerensky chileno, entrega el 4 de Noviembre de 1970 la banda presidencial a Salvador Allende, masón, marxista, demócrata y socialista. Un médico que había nacido en cuna de oro y que era compadre de Frei Montalva.


Roberto, cuéntame cómo derivaste de ser el generalísimo de la campaña de Radomiro Tomic a la Unidad Popular. ¿No fue un cambio oportunista el de la Izquierda Cristiana?

Roberto: Por el contrario, yo sabía perfectamente que el golpe de Estado venía, al momento en que me retiré del partido demócrata cristiano. Yo había sido elegido primer Consejero Provincial del partido en Valparaíso, el año 1971, después de desempeñarme como Jefe Nacional de la DCU, Democracia Cristiana Universitaria, y pude apreciar mientras actué a nivel nacional que una parte importante de los dirigentes máximos del PDC no estaban de acuerdo con que el presidente Allende completara su período presidencial. Esto no llegaba a las bases, pero era una pugna que se daba a nivel de dirigentes. Puedo señalar que personas como Juan de Dios Carmona y William Thayer, para mencionar algunos, estaban totalmente comprometidas con una salida golpista, que constituyera en el poder una Junta Militar. Ahora, nuestro problema era el haber adquirido un compromiso de honor con el Presidente Allende, que no hubiera sido ratificado en ese cargo sin los votos del PDC en el Congreso. Del lado contrario, por el respeto a este compromiso estuvo tajantemente Don Edmundo Pérez Zujovic, que siempre se opuso a una salida que incluyera la participación de militares en política. Él, permanentemente, nos decía que no había que permitir una salida golpista por ningún motivo, porque significaría la destrucción de la institucionalidad chilena.

HNV: Cuando sale la Izquierda Cristiana de la DC, entiendo que buscaba recomponer el centro político siguiendo la posición de Tomic y que con su incorporación se ampliaba la base democrática del nuevo gobierno, estás de acuerdo?

Roberto: no exactamente, ya que al comienzo sólo buscábamos establecer la tercera posición. Recuerda que éramos los terceristas que habíamos quedado dentro después que salió el grupo MAPU, más proclive a la izquierda y que después asumió el marxismo como instrumento…

HNV: y qué posición tenía Frei en todo esto. Ahora que se sabe que su campaña inicial fue financiada por la CIA, ¿cómo pudo resistir la presión de Nixon para desconocer a Allende y nombrar a Alesandri?

Roberto: No sé exactamente lo que pensaba Don Eduardo en su fuero íntimo, pero me consta que tenía una contradicción básica, ya que su consejero en el oído derecho era Juan de Dios Carmona y al izquierdo, Pérez Zujovic, oponiéndose a una salida antidemocrática. Según los documentos desclasificados de la CIA, Don Eduardo no quiso pasar a la historia como el Presidente que había destruido la democracia en
Chile y no habría participado del plan Track II que buscaba instalar una Junta Militar. Actualmente se ha conocido la forma en que fue asesinado, probablemente por esta razón, que de alguna manera lo alejó de un aliado muy peligroso, el cual reaccionó descalificándolo históricamente…

HNV: Estamos empezando el gobierno de Allende. Tú todavía trabajabas en la Aduana, verdad? Yo llevaba pocos meses en el aeropuerto de Pudahuel. Pronto me llamarían a asumir un cargo en el gobierno popular y tú llegarías a la Corporación de Desarrollo de Valparaíso y Aconcagua... hablemos de esto, en términos de ubicarnos en esa época acelerada…

Roberto: Tú llegaste primero, porque habías estado en toda la campaña y supe que te pidieron en comisión de servicio y por un tiempo saliste de la Aduana a trabajar en la Dirección de Turismo. Nosotros en la Izquierda Cristiana llegamos a la Unidad Popular en octubre de 1971, cuando el Presidente Allende necesitaba mantener el pluralismo dentro de la coalición. Recordemos que el Partido Radical se había declarado marxista y se había dividido. Es en ese momento en que salimos de la DC porque era insostenible la situación interna y nos integramos a la UP. Yo trabajaba hasta ese momento en la Aduana de Valparaíso, o sea éramos colegas, sólo que en Aduanas distintas. Posteriormente, el año 1972 en diciembre, fui nombrado en el cargo de confianza del Presidente de la República como Director de Administración y Finanzas de la Corporación de Desarrollo de Valparaíso y Aconcagua.

HNV: me queda más claro… Uds. llegaron a la Unidad Popular en 1971 cuando en las municipales de ese año la UP llegó, si mal no recuerdo, a obtener un 52% de respaldo, lo que pienso, detonó la acción más violenta de la derecha. Recuerdo que en 1971 se hablaba de la posibilidad de un Acuerdo de la UP con los terceristas de la DC y que eso se frustró con el asesinato de Pérez Zujovic, quien tuvo a cargo la represión en una toma de terrenos en Puerto Montt y fue estigmatizado como reflejo de las posiciones de derecha en la DC, cuestión que tú estás corrigiendo al comentar su actitud antigolpista. Quizás por eso mismo, se le eligió como víctima para generar la ruptura de esta posibilidad de acercamiento entre ambos bloques…

Roberto: desde mi parecer, el asesinato de Don Edmundo fue ordenado por la CIA y realizado por el grupo de la VOP, Vanguardia Organizada del Pueblo, que se había creado reclutando socialistas de izquierda que estaban por la vía armada y que no sabían que eran títeres de una maniobra internacional. Tampoco sabían de donde provenían los recursos y las armas que se les entregaban…

HNV: coincides conmigo entonces en que al eliminarlo se quiso borrar un factor que neutralizaba hasta ese momento a los más derechistas y golpistas dentro del PDC, que no fue casual que se le colocara la etiqueta de represor yq eu todo condujo a un crimen de conveniencia para aislar más a Allende…

Roberto: por supuesto, Don Edmundo era Ministro del Interior cuando ocurrió la matanza de Puerto Montt y su responsabilidad era sólo política. Nadie podría sostener que él ordenó disparar contra los pobladores. Esa fue una decisión del oficial a cargo de la situación. El problema fue que el Partido Comunista sin conocer la situación interna del PDC, buscó la responsabilidad política y creyó que atacaba a un enemigo de clase reputado como golpista, cuando era todo lo contrario…

HNV: estamos en medio de un proceso perverso. Desestabilizar al gobierno popular significó aislarlo e incentivar el ultrismo que haría temer a los sectores medios… pero antes de ir a eso, quiero comentarte como viví el último trimestre de 1971, cuando viajé a Europa como representante juvenil del gobierno a participar en una roda de turismo juvenil del BITEJ en Praga, en una experiencia que me permitió presentar a los europeos un modelo nuevo: la estrategia democrática hacia el socialismo, una opción que era tercerista en el contexto de guerra fría, que no era entendida por la Unión Soviética y era combatida por el imperialismo norteamericano con estas medidas de sedición política que estamos recordando.

Como becario pude participar en encuentros con delegaciones de Europa occidental y oriental. Los soviéticos siempre pretendían entregar asistencia técnica y nosotros queríamos un apoyo concreto, no simbólico. La cooperación principal se tejió con las juventudes de Polonia y Checoslovaquia, que resistían en su realidad a la bota soviética, antes que con los dirigentes de la URSS, que mantenían una posición totalmente sectaria y querían canalizar solamente agua para su molino. Después de ese viaje, el sentimiento fue un poco el que vivió Edwards en Cuba, cuando fue declarado persona non grata. Negociar, interrelacionar con el sistema oficial de la Europa socialista, generó un sentido de soledad, de sentir que dentro del proceso se marchaba con muy pocos aliados reales, y muchos y crecientes adversarios dentro y fuera de la Unidad Popular.

Roberto: la lógica de la guerra fría significaba mantener los acuerdos finales entre los aliados de la segunda guerra mundial y la URSS no iba a permitir que ningún gobierno popular echara a perder esa estrategia. Si Cuba lo hizo, triunfando su revolución, fue porque los norteamericanos no se opusieron a ella al comienzo. Lo vinieron a hacer a destiempo, cuando Fidel Castro se había consolidado en el poder y había establecido la alianza con el enemigo ideológico, la URSS.

HNV: Recuerdo que en ese viaje me di cuenta de la gerontocracia que imperaba en el sistema comunista, su máximo dogmatismo, la negación de espacios para el disenso, la poesía, la música. Eso era totalitarismo y era lo que no queríamos fuera un gobierno popular en Chile. Cuando volví a Chile, luego de tres meses, comprobé que la escalada del dogmatismo cundía y crecía la violencia, la incapacidad de construir un piso democrático se hacia sentir. En el MAPU, nacido como Movimiento de Acción Popular Unitario, se vivía el cisma, cada fracción detrás de imponer posiciones diferentes, uno caminando hacia posiciones ultraizquierdistas y otros queriendo ser leales al Presidente Allende, pero, de todas formas con una división que sembró mayor desconcierto entrando 1972. Mi vivencia fue que no adherí a ninguna de las dos corrientes y seguí en una posición centrada en los valores cristianos, pero alejándome de la vorágine partidaria que caía en una dialéctica de violencia verbal, que era, por cierto, incentivada por el enorme complot que iba descomponiendo todos los sectores y ámbitos de nuestra sociedad…

¿Qué recuerdas de esa etapa, en medio de esos mil días del gobierno de Allende?

Roberto: Lo que más me impactó fue la división entre marxistas. Unos proponiendo la vía armada y otros defendiendo la vieja estrategia de Frentes Populares. Unos parecían de avanzada y otros de la vieja guardia, pero en el fondo, la izquierda revolucionaria, aunque respetable en sus posiciones ideológicas, le hacía el juego al imperialismo norteamericano, que a través de las operaciones encubiertas de la CIA, buscaba crear las condiciones para tumbar al gobierno. Por otra parte, los comunistas desconfiaban del Presidente Allende, pensando que podría actuar como Gabriel González Videla, expulsándolos del gobierno. Nadie se daba cuenta que las divisiones en el bloque de izquierda, incluyendo las que tú mencionas, incentivaban al golpismo de ultra derecha.

HNV: Creo que los hilos fueron manejándose con el sentido de aislar al Presidente. La falta de respeto a su autoridad, el cuoteo político, la captación de los sectores medios, el mercado negro, fueron ingredientes de un conktail terrorista, que fue preparando un cierre violento de un proceso que, pienso, en su primer año, había generado una popularidad social inusitada, insoportable para los intereses norteamericanos y los grupos de la derecha tradicional que se iban subordinando ante el protagonismo de dirigentes violentistas, como fuera el movimiento Patria y Libertad, que le disputaba las calles al MIR, quedando los comunistas como los únicos ordenados a las directrices presidenciales…algo que debemos ir tocando en siguientes conversaciones. Por ahora, te ofrezco que cierres estas reflexiones con una síntesis que salga no de tu racionalidad, sino de tus sentimientos, para recrear cómo sentíamos en esos momentos, 32 años atrás.

Roberto: lo verdaderamente impactante era ser testigo de que el Presidente Allende marchaba a su propio sacrificio. Creyendo que aún contaba con la obediencia y lealtad de sectores de izquierda marxista que sólo estaban luchando por sus propias posiciones en el liderazgo político. Pero, al momento de los quiubos, gran parte de los que juraron defender al gobierno popular con las armas en la mano, si era necesario, fueron los primeros en huir buscando asilo político o pasando a una clandestinidad que significaba solamente arrancar de la represión política desatada por la dictadura. Creo que Allende recién al final entendió cuan solo lo habían dejado sus compañeros de partido, más ocupados en seguir a sus dirigentes que a su Presidente, incluso el Secretario General del Partido Socialista, Carlos Altamirano, traicionó a Allende buscando imponer su propia estrategia.

Sunday, September 04, 2005

DUDAS EN UN MES CRUCIAL: ¿HABRÍA UNA AMNISTÍA EN CIERNES?

Septiembre, 32 años después...

Los hechos recientes nos informan de una acción conjunta de militares procesados por violaciones a los Derechos Humanos, solicitando se elimine la figura de secuestro permanente, para lograr una amnistía total.

¿En qué medida estos hechos podrían significar un acuerdo de punto final para tales juicios?

Consultamos la opinión a Roberto Sapiains, que siempre ha argumentado que el Convenio de Ginebra sobre el Trato a los Prisioneros de Guerra debió ser aplicado durante el período de estado de guerra interna. Este estado de guerra fue efectivamente declarado por el DL 5 del 12 de septiembre de 1973 y rigió hasta el 10 de marzo de 1978.

Roberto: De acuerdo al Convenio que califica como crímenes ciertas conductas militares durante un período de guerra, se consideran crímenes de guerra de lesa humanidad los siguientes:
  • la tortura y los tratos crueles y experimentos científicos con prisioneros de guerra;
  • las condenas dictadas sin un procedimiento judicial que respete las normas del Ius Cogens, esto es, las normas básicas de procedimiento que deben aplicarse por cualquier tribunal que pretenda respetar la ley; por ejemplo, el derecho de apelación, la no validez de las declaraciones autoinculpatorias, como única prueba de la existencia de un delito, el respeto al derecho a legítima defensa y, en general, las normas del debido proceso que garanticen que un inculpado ha podido ejercer los derechos legales que lo benefician.
  • Los tratos humillantes y degradantes que constituyan infracciones graves al Convenio señalado, de acuerdo a sus propios artículos, como por ejemplo, la exhibición pública de los prisioneros de guerra, las acusaciones que constituyen propaganda de guerra realizadas con gran publicidad en los medios de prensa, los insultos y amenazas o agresiones al prisionero de guerra o a sus familiares más cercanos.
  • Asimismo, se prohibe totalmente la toma de rehenes para forzar a los prisioneros a formular declaracioneso a realizar acciones contrarias a las normas del Convenio de Ginebra que los protege.

Todas estas violaciones constituyen infracciones graves al Convenio, que no pueden ser amnistiadas ni declararse prescritas por el paso del tiempo.

La doctrina jurídica de los juicios de Nüremberg ha ido más allá y ha declarado como precedente legal que una persona acusada de haber cometido crímenes de guerra debe ser perseguida, arrestada, acusada, procesada y condenada, en cualquier momento y por cualquier tribunal del mundo, mientras esa persona esté con vida. Así hemos visto cómo se ha perseguido a los criminales de guerra nazis, en toda Europa, donde nadie puede decir que no se cumple la ley.

HNV: De tu respuesta deduzco que sería impresentable jurídicamente ante el mundo que Chile fijara un eventual camino hacia el cierre abrupto de procesos ¿Cuál crees tú que sería la reacción internacional?

Roberto: La reacción mundial sería de indignación y desconcierto total, respecto a la forma en que actúa la justicia chilena. Ya lo hemos visto en el pedido de extradición a Argentina del "Comandante Salvador", presuntamente implicado en el asesinato de Jaime Guzmán. Allí la Justicia Argentina argumentó que no había en Chile garantías para un debido proceso. También en el caso de Ortíz Montenegro, que no pudo extraditarse desde Europa por similares argumentos.

En lo personal, yo creo que ambos dirigentes debían haber aceptado la extradición a Chile para defenderse ante los tribunales orales, que dan chance de publicidad y mayor transparencia. Yo viví la experiencia de ser procesado y condenado por Consejos de Guerra, sin respeto alguno al legítimo derecho a defensa ni al debido proceso. No tuve derecho a apelación, se me injurió y calumnió con publicidad, se me retiraron mis derechos ciudadanos y, hasta el día de hoy, sigo peleando por una retribución efectiva que me devuelva la dignidad de ciudadano y profesional de la Administración Pública. Tampoco se respetaron las normas procesales establecidas en el Convenio de Ginebra, pese a que se me reconoció públicamente el estatus de prisionero de guerra.

Todas estas condiciones que he marcado significan que la comunidad jurídica internacional rechazaría totalmente un acuerdo de cualquier tipo que implicara impunidad a crímenes imprescriptibles.

Además, nos obligaría a todos quienes estamos luchando por la justa reparación del daño causado y por la restitución plena de nuestros derechos cívicos, a acudir a Cortes Internacionales, demandando al Estado de Chile, lo cual, no siendo nuestra intención, sería el único camino si los acuerdos secretos fuesen reales en orden a poner punto final a los procesos que duramente se han llevado adelante.

HNV: los chilenos tampoco podrían tolerar una situación de este tipo. Creo que sólo podría imponerse con una maniobra mediática gigantesca, pero es bueno desalentarla antes de que pueda ocurrírsele a alguien hacerla.

retomamos el dia 4 de septiembre, 35 años después



Seguimos conversando. Con un hito frente a nosotros. Hace 35 años Chile votaba y Salvador Allende era el candidato que ganaba a Radomiro Tomic y a Jorge Alesandri Rodriguez.
¿Qué hacíamos ese día, cómo lo vivimos?

Hernán: De mi parte, recuerdo que ese día tuve que cumplir turno en el Aeropuerto. No tenía derecho a voto y por eso me correspondió trabajar. Había ingresado a la Aduana en Junio de 1970, estudiaba periodismo en la UCH de Valparaíso, me había recibido en Agosto de mi carrera anterior, trabajaba en la campaña del Chicho en el Comité Nacional de Prensa. Esa noche después del turno me movilizó a Santiago un funcionario del aeropuerto que estaba asustado por los resultados. Llegué a Amunátegui, donde estaba el comando de la UP como a las 22 horas...

Roberto: Decepcionado esa noche. Había trabajado lealmente dirigiendo la campaña de Tomic en Valparaíso y obtuvimos un tercer lugar. Pero a la vez, muy preocupado porque todos sabíamos en la clase política chilena de ese entonces, que Allende había sido elegido Presidente de la OLAS, Organización Latinoamericana de Solidaridad con Cuba, en la Conferencia Tricontinental realizada en la Habana, Cuba, el año 1967. Esto significaba claramente que el gobierno de Richard Nixon en USA, no iba aceptar jamás que el candidato de la Unidad Popular, fuera ratificado como Presidente de la República de Chile.

Hernán: esa noche yo la viví con todo el entusiasmo de la juventud. Yo había salido de la DC e integraba el MAPU, pero más que eso me identificaba con los Cristianos por el Socialismo. Estaba hablando en Radio Magallanes, que transmitía desde el Comando Nacional de la Unidad Popular, cuando se acerca Rafael Tarud y me dice que Allende ganó y que tenemos que dar la noticia. Le paso el micrófono y el dirigente anuncia el triunfo. Enseguida retomo el micrófono y saludo el triunfo a nombre de los jóvenes chilenos y de los cristianos que queríamos sumarnos a la construcción de una sociedad más justa. Fue una alocución que aún vibra en mi memoria, que tuvo la fuerza de la esperanza, la historia de luchas sindicales que había aprendido de mi viejo socialista. Luego de dejar un mensaje a los cristianos para sumarse a un camino de revolución democrática, salí del comando envuelto en una bandera roja, hacia la casa central de la Universidad de Chile en la Alameda. Allí escucharía el discurso de Allende y volvería a Cerrillos, sin pensar aún en la reacción del gobierno de Nixon. Lo que ocurrió, comenzaría esa misma noche...el imperio no toleraba la libre determinación de los pueblos, menos en su patio trasero, menos en la guerra fría....

Roberto: el escenario estratégico global era precisamente la confrontación de las dos superpotencias, cada cual con su fuerza nuclear, Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero, la guerra fría tenía su reflejo regional en latinoamerica, que era la decisión de USA de no permitir una segunda Cuba en la región y Allende para ellos representaba un real peligro, sobre todo por su ayuda como Presidente del Senado a los hermanos Inti y Coco Peredo, sobrevivientes de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia.

Hernán: a eso se debe agregar que la propuesta de vía chilena al socialismo era sin armas, por la vía democrática y eso resultaba más intolerable a los Estados Unidos...

Roberto: Efectivamente, el modelo chileno representaba un ejemplo que podrían seguir otros países de la región. Eso explica porqué Estados Unidos elige la estrategia represiva internacional propiciando golpes de Estado...

Hernán: en la Unidad Popular se visualizaba el peligro de la reacción norteamericana, pero al mismo tiempo se confiaba en la dinámica de las organizaciones estudiantiles y sindicales que habían abierto espacios de reformas. Quizás un camino reformista era más factible, pero la efervescencia por los cambios terminaría sirviendo precisamente a la acción desestabilizadora de la derecha golpista.

Roberto: es que el principal problema era que el presidente norteamericano era Richard Nixon, quien como Vicepresidente de la Administración de Eisenhower, dirigió la política del big stick (Gran Garrolte) que llenó la región de dictaduras gorilistas, en la época de los sesenta. Su decisión en contra de Cuba (bloqueo total a Cuba) lo llevaría a "hacer cualquier cosa" para que no se repitiera la experiencia cubana.

Hernán: Ahora podemos tener pruebas de esto, con la desclasificación de los archivos de la CIA, que pudimos revisar en el Pinochet File. Es decir, hace 35 años, mientras el pueblo recibía las palabras de un Salvador Allende victorioso, se iniciaba el complot en Estados Unidos, con la acción de traición a la Patria de esbirros de la ultraderecha chilena, más tres agentes de la CIA, que intentarían secuestrar al mismo comandante en jefe del Ejército de Chile, General René Schneider Chereau.

Roberto: Y más aún, los documentos desclasificados prueban , sin lugar a dudas, que la orden de Nixon a la CIA fue crear las condiciones para instalar un gobierno militar en Chile, dictadura represiva que tendría como principal misión destruir a los grupos de izquierda pro-cubanos.

Hernán: Esto se comprueba si miramos en ese tiempo, los setenta, lo que se va dando metódicamente en Brasil, Bolivia, Uruguay, Chile y Argentina. En los setenta se implantan gobiernos militares que se coordinan en una maquinaria de muerte que termina con toda una generación de jóvenes que buscaban espacios para un sistema tercerista, alejado de los imperialismos yanqui y soviético. Su opción fue clausurada a sangre y fuego. Tú y yo estuvimos en el ojo de un huracán socio político que arrasaría radicalmente con avances que nuestras sociedades habían conquistado tras largas décadas de luchas sociales. La doctrina de Seguridad Interior del Estado fue aglutinante de una represión a nivel hemisférico.

Roberto: en este día 4 de septiembre, hace 35 años, comenzó a funcionar una máquinaria de inteligencia que lograría crear un estado de guerra interna en Chile y que iremos comentando en este blog. Aunque a la fecha persisten lecturas controvertidas de ese período y por razones actuales, de hacer lo políticamente correcto, se evita transparentar la verdad, nadie podrá ocultar que Chile sufrió la aplicación de un sistema represivo que violó gravemente el Convenio de Ginebra relativo al trato de Prisioneros de Guerra, que fue dirigido desde la potencia hegemónica occidental y con la complicidad de la ultraderecha interna.

Hernán: no pretendemos ser historiadores, pero corresponde que podamos aportar una pequeña luz a un debate pendiente, que tarde o temprano esta verdad se reconstruirá como un gran mosaico y se podrá difundir, para que la impunidad no quede consagrada por una historia oficial. Hoy era necesario conversarlo, pues los protagonistas de esa época se van apagando y la juventud, al menos una parte de ella, querrá saber cómo fue ese tiempo, sin pontificar ni mistificar.